Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo salieron de Xauxa los capitanes del Inca y lo que les sucedió y cómo se salió de entre ellos Ancoallo.


Los naturales de Bonbón habían savido, según estos cuentan, el desbarate de Xauxa y cómo habían sido los Guancas vencidos, y sospechando que los vencedores querían pasar adelante acordaron de se apercibir, porque no los tomasen descuidados; y, poniendo sus mujeres e hijos con la hacienda que pudieron en una laguna que está cerca dellos aguardaron a lo que sucediese. Los capitanes del Inca, como hobieron asentado las cosas del valle de Xauxa, salieron y anduvieron hasta Bonbón y, como se metieron en la laguna, no les pudieron hacer otro mal que comerles los mantenimientos; y como esto vieron pasaron adelante y allegaron a lo de Tarama, a donde hallaron a los naturales puestos en arma y hobieron batalla [en] que fueron presos y muertos muchos de los Taramentinos y los del Cuzco quedaron por vencedores; y como les dijesen la voluntad del rey era que le sirviesen y tributasen como hacían otras muchas provincias y que serían bien tratados y favorecidos, hicieron todo lo que les fue mandado y envióse al Cuzco relación de todo lo que se había hecho en este pueblo de Tarama.

Cuentan los indios Chancas que, como los indios que salieron de su provincia de Andaguaylas con el capitán Ancoallo hobiesen hecho grandes hechos en estas guerras, envidiosos dellos y con rencor que tenían contra el capitán Ancoallo de más atrás, cuando el Cuzco fue cercado, determinaron de los matar; y así, los mandaron llamar; y como fuesen muchos juntos con su capitán, entendieron la intención que tenían y puestos en arma se defendieron [de los] del Cuzco, y aunque murieron algunos pudieron los otros, con el favor y esfuerzo de Ancoallo, de salir de allí; el cual se quejaba a sus dioses de la maldad de los orejones e ingratitud, afirmando que, por no los ver más ni seguir, se iría con los suyos en voluntario destierro; echando delante las mujeres caminó y atravesó las provincias le los Chachapoyas y Guánuco y, pasando por la montaña de los Andes, caminó por aquellas sierras hasta que llegaron, según también dicen, a una laguna muy grande, que yo creo debe ser lo que cuentan del Dorado, a donde hicieron sus pueblos y se ha multiplicado mucha gente. Y cuentan los indios grandes cosas de aquella tierra y del capitán Ancoallo.

Los capitanes del Inca, pasado lo que se ha escripto, dieron la vuelta al valle de Xauxa, donde ya se habían allegado grandes y presentes y muchas mujeres para llevar al Cuzco y lo mesmo hicieron los de Tarama. La nueva de todo fue al Cuzco y como fue sabido por el Inca holgóse por el buen suceso de sus capitanes, aunque hizo muestras (del) haberle pesado lo que habían hecho con Ancoallo. Mas era, según se cree, industria, porque algunos afirman que por su mandado lo hicieron sus capitanes. Y como Tupac Uasco y los otros Chancas hobiesen ido a dar guerra a la provincia del Collao y hobiesen habido victoria de algunos pueblos, recelándose el Inca que, sabida la nueva de lo que había pasado con Ancoallo, se volverían contra él y le harían traición, les envió mensajeros para que luego viniesen para él e mandó, so pena de muerte, que ninguno les avisase de lo pasado.

Los Chancas, como vieron el mandado del Inca, vinieron luego al Cuzco y, como llegaron el Inca les habló con gran disimulación amorosamente, encubriendo la maldad que se usó con el capitán Ancoallo y daba por sus palabras muestras de habelle dello pesado. Los Chancas, como lo entendieron, no dejaron de sentir el afrenta, mas, viendo cuán poca parte eran para satisfacerse, pasaron por ello pidiendo licencia a Inca Yupanqui para volver a su provincia; y siéndoles concedido se partieron, dándole privilegio al señor principal para que se pudiese sentar en el duho engastonado en oro y otras preminencias.

Y entendió el Inca en acrescentar el templo de Curicancha con grandes riquezas, como ya está escripto. Y como el Cuzco tuviese por todas partes muchas provincias, dio algunas a este templo y mandó poner las postas y que hablasen una lengua todos los súditos suyos y que fuesen hechos los caminos reales y los mitimaes: y otras cosas inventó este rey, de quien dicen que entendía mucho de las estrellas y que tenía cuenta con el movimiento del sol; y así tomó él por sobrenombre Inca Yupanqui, que es nombre de cuenta y de mucho entender. Y como se hallase tan poderoso, no embargante que en el Cuzco había grandes edificios y casas reales, mandó hacer tres cercados de muralla excelentísima y dina la obra de memoria, y tal paresce hoy día que ninguno la verá que no alabe el edificio y conozca ser grande el ingenio de los maestros que la inventaron. Cada cercado destos tiene más de trescientos pasos: al uno llaman Pucamarca y al otro Hatun Cancha y al tercero Cassana, y es de piedra excelente y puesta tan por nivel que no hay en cosa desproporción y tan bien asentadas las piedras y tan pegadas que no se divisará la juntura dellas. Y están tan fuertes y tan enteros los más destos edificios que, si no los deshacen como han [des]hecho otros muchos vivirán muchas edades.

Dentro destas cercas o murallas había aposentos como los demás quellos usaban, donde estaban cantidad de mamaconas y otras muchas mujeres y mancebas de los reyes y hilaban y tejían de la su tan fina ropa y había muchas piezas de oro y de plata y vasijas destos metales. Muchas destas piedras vi yo en algunas destas cercas y me espanté cómo, siendo tan grandes, estaban tan primamente puestas.--Cuando hacían los bailes y fiestas grandes en el Cuzco, era hecha mucha de su chicha por las mujeres dichas y bebíanla.--Y como de tantas partes acudiesen al Cuzco, mandó poner veedores para que no saliese sin su licencia ningún oro ni plata de lo que entrase y pusiéronse gobernadores por las mesmas partes del reino y a todos gobernaba con gran justicia y orden. Y porque en ese tiempo mandó hacer la fortaleza del Cuzco diré algo della, pues es tan justo.